Una vez más, cogemos nuestras zapatillas para llegar hasta El Molar. Localidad madrileña ubicada a 45 km de la capital, donde visitaremos una de las atalayas que rodean la sierra Norte de Madrid, descubriremos su famosa historia sobre las aguas medicinales y degustaremos su oferta gastronómica en sus conocidas cuevas.
Ponemos rumbo al El Molar, KM 45 de la N1. A tan solo 25 minutos de Madrid. La ruta que realizaremos es sencilla. Tiene una duración aproximada de 8 km, es circular y en ella visitaremos el Canal Azud del Mesto y la Atalaya de El Molar. Podéis seguir la ruta en Wikiloc : ID 17621953.
El Molar, es un municipio que recibe su nombre por la característica geográfica en la que se encuentra, entre cerros, denominándose Muela. Su situación le da la característica de campiña y vega, perteneciendo a la cuenca del Jarama.
Los primeros indicios de población en este municipio se enmarcan en la época de la Edad Media, que deja constancia por su conocida Atalaya. Según las fuentes históricas consultadas, en el siglo VIII, durante la época de la Reconquista se encuentra la existencia de cuatro pueblos Aristón, Casas Viejas, Valdelarría, y la Mola, este último, tomando el nombre años más tarde de “El Molar”. La atalaya que guarda en su entorno formaba parte de la segunda línea de atalayas defensivas del territorio conocido como Marca media del Al-Andalus, frontera entre árabes y cristianos durante el emirato y el califato cordobeses.
Fue construida entre los siglos IX (durante el emirato de Muhamed I de Córdoba) y X (en la época de Abd al-Rahman III) y ha tenido que ser reformada en estos últimos años. Siglos después, durante el reinado de Alfonso VI, El Molar estuvo unido a Talamanca y fue gobernado por el Arzobispo de Toledo, señor feudal de esa zona en la época, hasta 1564.
En 1753, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, El Molar pasó a pertenecer al señorío de Veroiz, integrado en la provincia de Guadalajara, hasta 1830, cuando la nueva división de las provincias acuerda que la localidad se incorpora a la provincia de Madrid.
Como curiosidad, os contaré que son ya varios los libros en los que he encontrado la leyenda sobre las antiguas aguas curativas del pueblo. A finales del S.XVII, el municipio cobró importancia por su agua, y es que, se descubrió en sus alrededores un manantial bautizado más tarde como la Fuente del Toro. La leyenda cuenta que un ganadero tenía un novillo muy enfermo y a punto de fallecer. Este, lo apartó del resto del ganado. El novillo, sediento, se acercó a beber agua a una pequeña laguna que había en la zona. A los pocos días, el novillo empezó a recuperarse y se curó, hecho que dejo al ganadero asombrado. El boca a boca hizo que se conociera la historia. según los historiadores, en 1677 se demuestro que sus aguas nitro-sulfurosas tiene propiedades medicinales. En 1846 se construyó un balneario. Allí acudían numerosas personas entre ellas reyes, aristócratas, políticos, financieros, literatos y gentes del pueblo para curar enfermedades de la piel y del aparato respiratorio.
Tenemos que mencionar que, aparte de esta leyenda, El Molar es conocido también por su turismo gastronómico, ya que guarda casi 400 cuevas moriscas subterráneas. Durante las guerras, fueron utilizadas como refugio para las gentes del lugar. Hoy, muchas de ellas, son bodegas habilitadas como restaurante que nos invitan a saborear su rica cocina y su vino de la tierra.
Una vez hemos llegado al pueblo, nos dirigimos a la calle Valdeladehesa, donde podremos aparcar el coche. Nuestra ruta comienza en el camino que encontramos enfrente del cementerio. Es una pista del Canal de Isabell II, ancha, que nos da mucha facilidad para caminar y sin pérdida. Tras unos cuantos metros caminando, pasaremos unas pequeñas casas y llegaremos a un cruce de caminos donde
continuaremos rectos. Un poco más adelante, el camino realiza dos curvas y nos lleva de nuevo hasta un cruce en el que seguiremos rectos sin desviarnos de la senda. Tras 1.5 km llegaremos a un antiguo casetón que nos indica que estamos ante uno de los canales más antiguos que se utilizaban para llevar agua a la ciudad. Nos desviamos a la derecha y avanzamos hacia el río, tras avanzar durante unos minutos llegamos hasta la presa.
La presa se creó tras ver los fallos que dio la presa El Pontón de la Oliva, principal embalse que canalizaba el agua que llegaba a la capital. Hubo que pensar en otro sistema. Mientras que se creaba la Presa del Villar, los técnicos levantaron otro pequeño aduz para que, aunque fuera en menor medida, el agua llegase hasta la ciudad y pudieran abastecer a la población. Se buscó una zona estratégica y de características similares, se pensó en la garganta del río Guadalix y allí se levantó el Azud y Canal del Mesto que abastecieron la ciudad hasta que se inauguró la Presa del Villar. Tras ver este bonito lugar, volvemos hasta el casetón del canal del mesto donde continuaremos nuestro camino de frente.
Iniciamos una pequeña bajada con cuidado de no resbalarnos. Avanzamos junto al río, refugiados del sol, por la sombra que nos dejan los árboles.
En la tercera curva que realizamos, más pronunciada que las anteriores, debemos fijarnos bien, pues a nuestra izquierda aparece un pequeño y estrecho sendero que asciende hasta la parte más alta de la colina. El sendero, ya más llano, avanza entre los árboles. Poco más adelante, nuestro sendero hace curva y nos cruzamos con otro camino algo más ancho que se dirige hacia nuestra izquierda. Continuamos por este, hasta encontrarnos con una ruta más amplia.
Desde aquí ya podemos divisar la atalaya. En este cruce que se forma, seguimos de frente por el sendero que asciende pegado a las vallas de piedra que tiene los prados que vemos. Saltamos uno de los prados que nos encontramos ya que el camino está justo al otro lado del prado. El sendero es estrechito y tiene forma de zigzag. Se cruza ante nosotros un camino más grande que sigue por nuestra izquierda y nos lleva ante la atalaya. Al igual que el resto de las torres vigías que hemos visitado es circular, con un diámetro de 6 y 9 metros. Su función era vigilar el avance de las tropas cristianas durante la reconquista. En caso de peligro, se encendían fuegos que podían verse de una atalaya a otra y así avisar de los avances del enemigo. Estaban ubicada al margen izquierdo del río Jarama y se controlaban desde Talamanca del Jarama. Hoy está totalmente reformada ya que quedo prácticamente destruida.
Nuestra ruta continúa hasta el lugar donde hemos aparcado el coche, para ello y para evitar la carretera el mayor tiempo posible, seguiremos por el sendero que hay paralelo a esta. Metros más adelante ya avanzaremos por la carretera hasta llegar a nuestro punto de inicio.
Una vez aquí, no podemos irnos sin hacer una visita a las cuevas del Molar para tomar un rico aperitivo, reponer fuerzas y degustar el vino de la tierra. Entre mis preferencias está la Cueva “El Matador”. Son varias las ocasiones que he visitado esta cueva, tanto para tomar un vino con su aperitivo, como para comer o cenar a la luz de las velas y el calor de la chimenea en invierno y el fresquito que generan sus gruesos muros en verano. La experiencia siempre es buena. Podéis degustar el vino de la casa, vino tinto natural "El Payador" que elaboran según los métodos artesanales practicados en estas antiguas bodegas. La relación calidad precio es buena y el servicio de los camareros es rápido y agradable. Cuenta con la Terraza “Taberna Marinera”, situada justo en la acera de enfrente, donde las tardes de vinos o las cenas en primavera y verano tienen un sabor diferente. Por último, os diré que otro de los sitios más conocidos de este municipio es Casa Olivares, un restaurante – asador desde 1807 que guarda un museo en su interior que se puede visitar mientras catas el vino artesano que tienen. El restaurante también tiene una cueva en la que se puede comer o cenar ubicada en la misma calle que la Cueva El Matador. Otro lugar donde poder tomar unas cervezas o cenar despues de una excursion por el pueblo es El Patio de los Olivos, un antiguo caserón reformado en el centro de El Molar. Es un lugar espectacular para juntarte con la familia o los amigos. Cuenta con una decoración muy cuidada. Tiene varias zonas en las que disfrutar de varios ambientes, un interior con sofás y mesas altas donde poder tomar unas cervezas. En la segunda planta encontráis el comedor y la discoteca para poder tomar unas copas después de cenar. Recomiendo la parrillada de verduras, el bacalao crujiente con mostaza o el turnelo con salsa de boletus y beicon y para le postre la tarta de queso o la tarta de zanahoria. En la zona exterior cuenta con terraza. La atención de los camareros me pareció muy buena, todo el tiempo pendiente pero sin agobiarte. El precio por persona está en torno a los 25 euros comiendo de carta, me pareció muy razonable en relación calidad - precio, ya que, todos los platos que probamos fueron deliciosos y muy bien presentados.Recomiendo que reservéis porque suele estar lleno.
Lugares de interés turístico:
Canal Aduz del Mesto: presa que funciono para la canalización del agua de Madrid.
Atalaya del Molar: atalaya del S. IX – X, perteneciente al sistema defensivo defensivas de la conocida Marca media del Al-Andalus
Iglesia Nuestra Señora de la Asuncion: S. XV, DE estilo Gótico isabelino y techados de estilo Mudéjar.
ID Wikiloc: 17621953. Accede a Wikiloc y sigue la ruta con el mapa que tienes disponible.
Lugares de interés Gastronomico:
Cueva El Matador // Taberna Marinera: c/ de la Cuesta 66. 28710 El Molar - Madrid / tel. 91 841 03 93.
Casa Olivares: c/ Avenida de España, 52. 28710 El Molar – Madrid / Telf: 91 841 00 00 - 91 841 00 01.
Cueva El Bodegón de Olivares: Calle de Sta. María de la Cuesta, 24, 28710 El Molar, Madrid / Telf: 918 41 10 34.
La Cueva del Lobo: Calle Santa Maria de la Cuesta 14. 28710 El Molar - Madrid. Telf: 918410129 - 63984260 - 639851801.
Patio de los Olivos: Abre a partir de las 18h. Dirección: Calle San Roque, 8, 28710 El Molar, Madrid. Tlf: 609 02 02 28. https://www.elpatiodelosolivos.es